Estamos
en el año 5 d.E.C. (Después del Estallido de la Crisis). Toda la parrilla
televisiva está ocupada por la telebasura… ¿Toda? ¡No! Un pequeño programa de
televisión poblado por irreductibles periodistas resiste todavía y siempre al
invasor…
Estoy
hablando ni más ni menos que de “Salvados” el programa que cada semana conduce
Jordi Évole junto a su equipo en busca de la actualidad sociopolítica más candente
del momento para ofrecérsela a un pueblo cada día más infoxicado con banales y
casposos debates en donde prima más el grito y la retórica que el rigor y el
análisis.
No
me pararé a hablar de los detractores del Follonero que basan su argumento
principal en el sesgo ideológico del programa porque sólo hace falta verlo una
vez para comprobar la pluralidad del mismo dentro de las consecuentes
acotaciones que se deben hacer en un programa que dura menos de una hora,
argumento también válido para los detractores que, erigiéndose en catedráticos
de la política contemporánea observan una falta de profundidad y una cierta
simplicidad a la hora de abordar tan complejos temas.
Hablamos
de televisión. Si quieren algo profundo lean a Feuerbach.
¿A
qué viene todo esto?
En
el último programa emitido el pasado domingo el equipo de “Salvados” se
preguntaba si esta sociedad era de usar y tirar. ¿Somos ciudadanos Clínex?
¿Realmente la soberanía reside en el pueblo tal y como reza el artículo 1.2 de
la Constitución Española? ¿Están los poderes fácticos en correlación con las
instituciones de iure mermando la
participación política legítimamente otorgada al pueblo español? Podríamos ir
un paso más allá: ¿Existe una verdadera cultura política en España?
A
partir de todas estas cuestiones nace EL
REY DEL BARÓMETRO con el fin de cumplir una clara vocación: Llevar la
política al pueblo. Recordemos que el artículo 128.1 de la Constitución
Española declara que: “Toda la riqueza
del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada
al INTERÉS GENERAL”. Obviamente los padres fundadores se referían a una
riqueza material, pero yo me he permitido reinterpretar el texto dándole al
concepto de riqueza un matiz diferente, cultural, intelectual y colectivo.
Sean
bienvenidos y recuerden, juntos no podemos restar, tan solo CRECER.